viernes, 21 de marzo de 2008

Sobre la lealtad y el compromiso.

Según la RAE la lealtad se define como el cumplimiento de lo que exigen las leyes de fidelidad y las del honor y hombría de bien, entendida esta última como la honradez. En otra de sus definiciones habla de legalidad, verdad y realidad. La lealtad y por añadido el compromiso hacia algo o alguien es sin duda, un valor poco extendido hoy. En una sociedad donde prima el estatus social dado por el dinero y el consumo, es difícil encontrar a alguien que esté dispuesto a poner por delante la honradez, la legalidad o la verdad.
Con esta reflexión, no pretendo ir más allá de nuestra realidad cercana, ni hablar de la pérdida de valores a nivel mundial, puesto que esto exigiría un estudio más profundo, y no es el caso ni estoy por la labor. Mi planteamiento se circunscribe a nuestra vida cotidiana, sobre los que tenemos más cerca, nuestro ambiente laboral, familiar, circulo de amistades.
Es verdad que en ocasiones, queramos o no, decisiones que nos vemos obligados a tomar pueden resultar beneficiosas para nosotros pero perjudican a otros, sin embargo, en esta ocasión se trata de otro aspecto: de aquello a lo que no estamos dispuestos a renunciar a sabiendas de que con ello infligimos un daño innecesario y evitable en otros.
Hoy día, resulta mucho más sencillo no ser leal, no comprometerse con nadie ni prometer fidelidad a los q tenemos más cerca. Esto permite desde luego, una mayor libertad de movimiento. Si no tenemos cargas morales hacia otros, no tendremos que someter nuestras decisiones a valoraciones como “en qué medida puede esto que es beneficioso para mí afectar a los demás”.
Es así que, desprenderse del compromiso para con otros ya sea jefes, compañeros de trabajo, familia o amigos, evita un lastre que podría convertirse en un problema a la hora de tomar una decisión, puesto que podrían asaltarnos planteamientos éticos sobre nuestro proceder. Sin embargo, no resulta tan sencillo. Pese a lo que queramos creer, todas nuestras acciones tienen repercusiones en nuestro entorno de un modo u otro. Por tanto, no tener en consideración a los que nos rodean a la hora de actuar, además de injusto, nos hace mucho más pobres como individuos.
Contar con los demás, y prever la forma en que nuestras decisiones y acciones pueden afectarlos, no significa encadenar nuestro desarrollo personal o profesional a terceros, si no plantearnos cómo crecer y cómo evolucionar sin que esto perjudique a los demás o que si inevitablemente es así, se minimicen en lo posible los daños.
Queda aquí reflejado, la fidelidad a la pareja, a los amigos, a un ideario de empresa, a una promesa realizada, a unos principios morales que rijan nuestros actos.
Tomar decisiones libres, acordes a nuestra ética y a sabiendas de que con ellas no perjudicamos gratuitamente a otros, no es tarea sencilla, implica elegir, en ocasiones renunciar a beneficios rápidos, pero sin duda, nos hace más libres e individuos más completos.

sábado, 8 de marzo de 2008

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Ayer, pocas horas después de enterarme del asesinato de Isaías Carrasco, recibí un sms de una amiga. “Ahora sí que la hemos cagado”. Yo pensando que le había sucedido algo la contesté preguntando qué había ocurrido. Su respuesta: “vuelve la derecha”. Fue un momento muy triste, porque al pesar y la rabia del asesinato del ex concejal del PSOE, se unía la tristeza de pensar que tras cuatro años de oposición torpedera, de levantar dudas y sospechas y generar tensión y crispación, la derecha española ha conseguido que identifiquemos que cuando mata ETA, el PP ganará las elecciones y cuando lo hacen grupos integristas islámicos gana el PSOE. Si uno lo piensa, resulta aterrador, parece ser que hay muertos, y muertos y lo que es peor, unos muertos benefician a un partido y otros beneficiarían a otros.
Me resisto a pensar que esto pueda ser así realmente, que la estrategia manipuladora que desde el sector duro del Partido Popular y los medios de comunicación más reaccionarios se haya conseguido poner en duda la lucha del gobierno contra ETA, porque esto pone en entredicho el trabajo de muchos policias, guardias civiles, jueces y funcionarios.
Sin embargo, debo ser honesta, uno de los primeros pensamientos que me vinieron a la cabeza tras conocer la noticia del atentado fue: “¿ cómo va a afectar esto el domingo?”. Me asaltó el miedo y la duda de pensar que el electorado, los votantes, olviden cuatro años de oposición y de gobierno, de mentiras, de teorías conspiradoras, de insultos al presidente del gobierno, de “traiciones a los muertos”, de cartas obispales que dirigen el voto, de insultos y de desunión. Hoy además, imágenes de Maria San Gil diciendo lo inadmisible que le resultó ayer que Patxi López le pidiera a Mariano Rajoy que no volviera a decir que el PSOE agredía o traicionaba a las victimas. María San Gil, ofendida, sorprendida (¿?), contrariada y con cara de “no nos merecemos esto” lo contaba a la prensa.
Demasiado tarde, creo yo Sra San Gil, demasiado tarde se lo ha pedido. En mi opinión, hace ya tiempo que el PSOE debería haber gritado “basta” al PP. Después de cuatro años de insultos al gobierno, ha hecho falta que mataran a un hombre para que alguien reaccionara y le dijera que con qué cara después de llamarles traidores de muertos, socios de asesinos y de dar a entender que el gobierno y ETA actuan en connivencia, con qué cara vienen ahora a dar el pésame a la misma familia a la que ayer acusaba de negociar con asesinos y agredir a los muertos y las víctimas.
Creo yo, que mañana no debemos olvidar estos cuatro años de políticos y de intentos de deslegitimar las elecciones de 2004, cuatro años de políticos indecentes, de discursos insolidarios para ganar votos. Mañana, no sólo se decidirá el gobierno de los próximos cuatro años, si no también los votantes conservadores decidirán si son estos los políticos que quieren que encabecen sus listas, que los representen y que en un futuro dirijan un país en su nombre.
Para terminar, mi mas sincero desprecio a ETA. Resulta cobarde e indecente arrebatarle la vida a otra persona, pero mucho más hacerlo delante de su familia, de sus vecinos y con un par de tiros. Mi desprecio y repulsa también para ANV y la alcaldesa de Arrastate que ha sido capaz de condenar el asesinato de un vecino y compañero.
Mañana, más que nunca a votar.