viernes, 14 de agosto de 2009

Espacio cero para la violencia

El juez Garzón ha prohibido y declarado ilegales tres manifestaciones de apoyo a presos de ETA convocados en San Sebastián con motivo de las fiestas de Aste Nagusia, ya que considera que con ellos se trata de enaltecer a la banda terrorista.
Ya el pasado sábado prohibió la celebración de otra manifestación por el mismo motivo. Sin embargo, varias asociaciones de familiares de presos de ETA, ETA Etxerat y el Movimiento pro Amnistía, han anunciado hoy que mantienen sus convocatorias, según dicen en “defensa de los derechos de los reclusos” de la organización terrorista. Además, han acusado al gobierno vasco de ejercer la represión al retirar las fotografías de los presos de bares y calles, y la propia Etxerat no ha dudado en desafiar dicha prohibición declarando que: “este verano vamos a llenar Euskal Herría con las fotos de los 740 presos”.
No alcanzo a comprender la impunidad con la que hasta ahora ha podido actuar la izquierda abertzale más radical en el País Vasco. Me refiero a los defensores de ETA y a aquellos que piden la amnistía para los que según ellos son “presos políticos”. No sé de ningún pueblo o ciudad en España donde se cuelguen carteles de pederastas, maltratadores o violadores en los bares y balcones. Para empezar, resultaría a parte de ridículo, horriblemente obsceno y cruel para con las víctimas de esos delincuentes y para toda la sociedad.
Tampoco imagino a los familiares de un violador o de un señor que se ha pasado la vida dando palizas a su mujer hasta matarla, formando una asociación en defensa de los derechos de su familiar. Supongo que la vergüenza y el sentido común es lo que impide tamaña estupidez.
Esto no sucede entre cierta parte de la izquierda abertzale, donde parece que el hecho de tener un hijo, hermano o amiguete que se dedicaba a extorsionar, acosar y finalmente a dejar a alguna familia sin padre o madre, es motivo de celebración y requiere la exaltación de la imagen del asesino en cuestión. Y por si esto fuera poco, intentar impedirlo resulta un acto de represión política y atenta contra la libertad. Porque si se asesina a golpe de bomba lapa y gritando por la independencia de Euskadi, uno no es un asesino sino un paria del estado represor. Ahora bien, si las fuerzas represoras del Estado te envían a la cárcel, ese paria pasa a convertirse en una víctima de la lucha política digno de loa.
Es cierto, que aún hoy el mundo abertzale proetarra cuenta gracias a su violencia con bastante poder para atemorizar y silenciar al resto de vascos. Sin embargo, la chulería de “vamos a empapelar Euskal Herria con fotos” me deja alucinada. ¿acaso Euskadi es propiedad sólo de la izquierda abertzale y pueden campar y hacer lo que quieran?,¿No hay más vascos a los que tener en cuenta?, ¿No está esta mayoría de vascos representados por un Parlamento donde se rechaza la violencia de manera explícita?,¿por qué una mayoría tiene que tolerar los desmanes de unos cuantos?. Ya está bien, esperemos que la prohibición del juez Garzón sea el primer paso para la consecución de una nueva escenario social y político donde los violentos no tengan representación sólo por el poder que aporta el miedo. Lo mismo claro, para todos aquellos partidos políticos y asociaciones que se dedican a difundir y promover el odio. La prohibición ya de las manifestaciones que encabezan cada año partidos neofascistas como Democracia Nacional o España 2000. Que el fascismo en todas sus vertientes no tenga espacio en una Democracia, que los violentos y el odio no tenga sitio en la calle.

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