martes, 13 de enero de 2009

17 días de fuego sobre Gaza

Lo cierto es que resulta complicado querer escribir sobre algo nuevo, no por la falta de temas, porque si algo tiene la actualidad política es que diariamente hay algún desaguisado, sino porque a medida que lees el periódico el drama en la franja de Gaza te quema las entrañas una vez más, y por lo menos yo no puedo dejar de quejarme.
Lo más alucinante de todo, no es ya el silencio de Obama ni la actitud cómplice hasta el último momento de la administración Bush, sino ver los tibios discursos de la ONU y de su secretario general, Ban Ki-moon, pidiendo el fin del conflicto. Nuevamente, la ONU no se moja lo suficiente y solicita el cese de la violencia a ambas partes por igual. Ningún comentario sobre la desproporción de las fuerzas de uno y otro bando, sobre el número de asesinados palestinos que ya ronda el millar, mientras en el lado israelí no pasan de quince, de los cuales por cierto, alguno son resultado del fuego amigo; y nada tampoco sobre el embargo de medicinas, asistencia sanitaria y alimentos que sufre el pueblo palestino. Otra vez más la ONU se queda sin fuerza y sin autoridad, temerosa de un estado de Israel apoyado por Estados Unidos en sus despropósitos y silenciada ante un genocidio que la historia no debe olvidar. Por el contrario se muestra firme para asegurar que únicamente hablará para la resolución del conflicto con representantes de la Autoridad Nacional Palestina, a Hamas, que no olvidemos fue elegida en elecciones por los habitantes de Gaza, no la tiene en cuenta a la hora del diálogo, solamente se la exige el final de los lanzamientos de cohetes.
Mientras, en lo que a Israel se refiere, no pone ningún tipo de traba, todos y cada uno de sus interlocutores responsables de la matanza y exterminio de palestinos y de un sufrimiento innecesario durante tantos años, son adecuados para el diálogo.
Difícil manera de querer llegar a la solución de algo si se deja a una de las partes fuera, pero ya no es solamente eso, se me ocurre cómo va a explicar la Historia estos últimos diecisiete días, cómo se va a justificar a los futuros árabes, palestinos o no, que la ONU y el mundo consintieron que Israel emprendiera esta ofensiva masacrando a todo un pueblo.
Se me ocurre además, cómo se va a explicar el paso de los días entre tibios discursos, alguna crítica pero ninguna firme condena y advertencia contra Israel, mientras van muriendo civiles. En mi opinión, este desastre y todas estas muertes las vamos a arrastrar y sufrir todos, porque una vez más la ONU miró hacia otro lado y tardó en reaccionar y cuando quiso hacerlo se evidenció que las resoluciones firmadas por este organismo son papel mojado para según qué países.
También pienso en la explicación prevista con el fin de evitar que los jóvenes palestinos envueltos en el odio hacia un Occidente que permitió el genocidio de su pueblo no se decanten por la lucha armada y terrorista. Lamentablemente, parece que quedan pocas alternativas. Como se oyó en alguna de las manifestaciones del pasado fin de semana: ¿qué harías tú si fuera tu hijo o tu hermano el asesinado?

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