jueves, 8 de enero de 2009

Y yo porque soy mujer no puedo decir: "me cago en los ..."

Verdaderamente yo alucino. Resulta que un día después de la llamada Pascua Militar, (sólo el nombre ya da que pensar) , el tema de discusión sobre dicha celebración ha sido la vestimenta de la Ministra de Defensa. Por lo visto, el protocolo del Palacio Real exige (y no sé en base a qué criterio) que las mujeres vistan falda larga y Carmen Chacón apareció, previa consulta a la Casa Real y tras su aprobación, con pantalón. Este hecho ha dado lugar a un aluvión de críticas por parte de ciertas personalidades, medios y asociaciones como la AUME (Asociación Unificada de Militares Españoles) para quien acudir con pantalón constituye un acto de indisciplina. toma ya!
El tufo machista que se desprende de estas acusaciones, puesto que aún no he visto nunca que se hable de la vestimenta de los políticos hombres (o de cualquier otra profesión) salpica a todas las mujeres con indiferencia del ámbito profesional, institucional o social al que pertenezcan ya sean juezas, políticas, presentadoras de televisión, primeras damas, princesas, escritoras, etc. Lamentablemente, el rasero con el que se mide a mujeres y hombres es distinto, de modo que la imagen de esa mujer se convierte en un punto más a criticar y valorar por la sociedad. Ya sea la vida personal y amorosa de una ministra francesa, (me gustaría saber cuántas veces se han publicado noticias y chismorreos sobre la vida personal y amorosa de políticos españoles y extranjeros, exceptuando claro ,cuando se pretende torpedear la carrera de alguno y conseguir a base de destruir su imagen pública lo que no se consiguió en las elecciones. Aún así, posteriormente suele producirse la comparecencia del hombre infiel en cuestión acompañado de su señora esposa cornuda quien perdona públicamente a su marido y lo absuelve de culpa aguantando la humillación de saberse engañada ante millones de teleespectadores. O si fuera el caso de un presidente (hombre) de una región española envuelto en un atentado terrorista en el que ha corrido peligro su vida, si se prestaría atención a sus calcetines, o más allá que por el hecho de ser joven y ocupar un puesto de responsabilidad padeciera diariamente la condescendencia y la mofa de otros compañeros de profesión y de los medios de comunicación como sucede con la Ministra de Igualdad. Eso sin contar la cantidad de páginas de sociedad que llena el minucioso estudio de ropero de la Princesa de Asturias, que por mucho que nos quieran vender a día de hoy hace exactamente el mismo trabajo que su marido y sin embargo, él no es victima diariamente llevado a examen por su vestimenta o peso.
Se habla mucho de paridad y de lucha por la igualdad pero mientras no nos deshagamos de la venda sexista que nos cubre y que nos lleva a evaluar con diferentes criterios a hombres y mujeres, difícilmente conseguiremos crear una sociedad donde el sexo no sea motivo de discriminación, donde no se nos presuponga ciertos valores y modos de actuación por el hecho de ser mujeres y donde la prensa y las asociaciones de militares tengan temas más importantes que valorar de la agenda del ministerio de Defensa que la vestimenta de su ministra.

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